Este pasado 16 de junio
Fandogamia Editorial alegraba la vida a todos los que en los años ochenta eramos unos mozalbetes con el lanzamiento del cómic
Cazafantasmas: El Hombre en el Espejo, primer volumen de los cómics de los inolvidables Ghostbusters que se suman a su cada vez más espectacular
#lineainfinite.
Para aquellos milenials que os acabéis de caer de las higuera,
esta comedia de terror / ciencia ficción se estreno en 1984 bajo producción y dirección de Ivan Reitman, protagonizada por Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver, Harold Ramis, Rick Moranis, Annie Potts, William Atherton y Ernie Hudson. La película fue un éxito de taquilla y se registró como la comedia más taquillera de la década. Su banda sonora fue compuesta por Elmer Bernstein y en concreto la canción Ghostbusters de Ray Parker Jr., ganó el premio BAFTA 1985 a la mejor canción original.
A esta película siguió una fantástica secuela en 1989, que continuaba con el mismo equipo y con la primicia que ya ofreciera la primera entrega: las aventuras de un grupo de parapsicólogos y su organización para combatir actividades paranormales.
Y tras esto y una serie de animación que todos recordamos con mucho cariño, llega la serie regular de
Cazafantasmas, que dando inicio en 2014 con este
Ghostbusters Volume 1: The Man From The Mirror bajo el sello estadounidense
IDW, para llegar al fin hasta nosotros de la mano de los buenos de
Fandogamia Editorial en un rústica de 26 x 17 centímetros en cuyo interior encontramos a todo color unas aventuras que poco tienen que envidiar al original. ¡Al lío!
El Hombre en el EspejoNuestra historia nos traslada justo tras los sucesos de las películas, con el
Dr. Peter Venkman, el
Dr. Egon Spengler,
Winston Zeddemore y el
Dr.Raymond Stantz desempeñando sus labores en la gran manzana, y más concretamente tras un extraño sueño / pesadilla por parte de
Raymond que hace saltar las alarmas de
Egon, quién se huele lo peor.
La pesadilla, según el avezado lector deduce, es obra de un ectoplasma maligno que posee a
Jim Silver, quién es un ejecutivo de
F.Z. Foods, compañía madre de
Stay Puft Marshmallows, y cuyo motivo de existencia es arreglar el problemilla que supuso la derrota de
Gozer, cuando el llamado Destructor se vio obligado a encarnarse en una mascota barrigona por culpa de
Stantz.
Pero claro, el malo maloso quiere arreglar aquella estúpida e incoherente derrota, por lo que pone en marcha los engranajes de lo que supuestamente será la solución de dicho problema y que, por supuesto, pondrán a nuestros protagonistas en los más terribles apuros.
Bajo esta premisa,
Erik Burnham nos presenta una historia que tiene todos los ingredientes que ya tenían las películas de
Ghostbusters, siendo capaz de atrapar su espíritu no solo en una trama divertida y repleta de aventuras, si no que nos trae a los personajes de siempre como los recordamos, con una actitud tan exacta a la que portaban en los años ochenta que casi se nos cae la lagrimita; y si no, fijáos en los comentarios mordaces de
Venkman.
A esto tenemos que sumarle el dibujo de
Dan Schoening, quién es capaz de trasladar a los actores a un estilo cartoon que, al mismo tiempo en que los convierte en inconfundibles, les otorga un dinamismo divertido que les da una nueva identidad en la viñeta, y al que tenemos que sumar los llamativos colores repletos de ectoplasma de
Luis Antonio Delgado.
Y por supuesto, lo que no podemos olvidar, son esos guiños y cameos que vemos entre páginas. Os animamos a localizar la furgoneta del
Equipo A o el
Coche Fantástico, entre otros...