Manga: review de "Las Flores del Mal - Aku no Hana" (惡の華) vol. #1 [Norma Editorial].

Este pasado 26 de septiembre, Norma Editorial lanzaba al mercado el primer número de la que es una de sus novedades para el próximo XX Salón del Manga de Barcelona): el primer volumen de Las Flores del Mal, titulada originalmente Aku no Hana (惡の華).

La colección, obra original de Shūzō Oshimi (押見 修造), cuenta con 11 volúmenes que empezaron a publicarse en 2009 bajo el sello Kodansha, dándose por finalizada el pasado mayo 2014.

Presentado en una edición que es un calco de su homónima japonesa, Norma Editorial nos presenta un thriller psicológico ambientado en el instituto, mostrando lo peor de lo que la humanidad lleva en su interior.

Tomando como referencia a chicos de instituto, Shūzō Oshimi nos sumerge en una historia tan terrible como perturbantemente realista, basándose en experiencias de su propia vida (no queremos saber cuales) y dedicando la obra a todos aquellos que hayamos tenido una adolescencia difícil, como cita en el propio volumen.

La historia nos presenta a Takao Kasuga, un estudiante aficionado a la lectura, y en especial a la antología de poemas de Charles Baudelaire titulada "Les fleurs du mal (Las flores del mal)". Takao escoge esta afición como un submundo en el que sumergirse y olvidarse de todo lo que le rodea, ignorando un mundo exterior al que teme y no quiere acercarse demasiado.

Sin embargo, en su misma clase se encuentra Nanako Saeki, una chica admirable tanto en estudios como en belleza física de la cual se encuentra profundamente enamorado.

Un día de despiste, Takao olvida el libro de "Las Flores del Mal" en el instituto, y al regresar encuentra en su aula que alguien ha olvidado su bolsa de gimnasia; se trata ni más ni menos que del uniforme de Nanako.
En ese momento, un ruido exterior asusta a Takao, quién por algún impulso decide esconde el uniforme de su compañera y llevarselo a su casa.

Takao se encuentra sin saber como con las ropas en sus manos, azotado por un sentimiento de culpabilidad ante una conducta instintiva e idiota. Decidido a devolverlo a su lugar, Takao llega al día siguiente y se encuentra con que Nanako ha denunciado el robo de su uniforme a sus profesores, quienes creen que ha sido la obra de un pervertido.

Abrumado, Takao comienza a sentir como la situación se escapa de sus manos.
Pero por desgracia para él, sus problemas solo acaban de empezar.

La compañera que se sienta tras él, Sawa Nakamura, es una chica antisocial con una conducta totalmente psicótica que desprecia todo a su alrededor y recibe lo mismo de sus compañeros y profesores.
Semejante monstruo revela a Takao que conoce su secreto, y tras tacharle de pervertido le amenaza con revelar su secreto y destruir su imagen frente a todos, a no ser que haga exactamente todo lo que ella quiera.

Aunque Takao trata de escapar, se ve incapaz de huir de la brutal extorsión a la que Sawa lo somete, convirtiéndo su vida en una absoluta pesadilla donde ella maneja los hilos del pobre chico como si fuese un vulgar insecto al que pisotear en todo momento.

Nos encontramos ante una historia muy dura, repleta de mezquindad y de humanos que se comportan de forma errática. Una historia retorcida a más no poder, dónde sus personajes enseñan su parte más oscura, y donde Nakamura representa el epitome de la maldad.

En sus manos veremos el regodeo absoluto de una persona despreciable que se divierte viendo el sufrimiento de los demás, a quién lo le importa nadie excepto ella misma.

Shūzō Oshimi se luce con ella encuadrando en su personaje todo lo que temeríamos de una mujer manipuladora, y lo hace con una narrativa que, aunque a veces presenta más de un momento absurdo que nos preguntamos como diablos a llegad a acontecer, logra llevarnos a esas situaciones desesperadas que nadie querría vivir.

Todo esto llega acompañado de un dibujo bastante simple y en ocasiones poco proporcionado en el que se hecha de menos algo de precisión y detalle, pero que sin embargo sabe encuadrar a la perfección las expresiones de terror de nuestro protagonista Takao, o la maldad más pérfida en los ojos de Nakamura.

Sin duda una obra que no todos los públicos sabrán apreciar, pero que a aquellos a los que les gusten las historias de maltrato psicológico encandilará.