Cómic: review "Superman Tierra Uno #2" de [ECC Ediciones].

El dicho popular reza que “segundas partes nunca fueron buenas”, pero desde hace algún tiempo tenemos claros ejemplos con los que el proverbio pierde fuerza. Este es uno de esos casos, el cual tenía prácticamente asegurado su lanzamiento debido al gran éxito comercial obtenido por el primer volumen.

Este segundo volumen, que enlaza directamente con lo ocurrido en Superman Tierra Uno #1, vuelve a repetir con el equipo creativo formado por J. Michael Straczynski a cargo del guión y Shane Davis a los lápices. Si algo ha funcionado una vez, ¿para qué cambiarlo? De nuevo el trabajo es elogiable, superando incluso el resultado obtenido en la anterior entrega.

A nivel artístico Shane Davis vuelve a traernos un dibujo cuidado, de escenarios resultones e imágenes cargadas de acción, aunque sigue pecando de estatismo y “postureo” extraño. No obstante, en general, sigue siendo un dibujo atractivo que acompaña a una trama más que interesante y que por suerte no te hace desear arrancarte las corneas a bocados.

Por su parte, Straczynski vuelve a introducirnos en una historia en la que el hombre de acero se “humaniza”, no dejando de lado la acción ni su condición de superhéroe, pero sí metiéndolo de lleno en situaciones más típicas de un hombre de su edad que en las de “dios entre hombres” al que no le importa nada que no tenga que ver con la salvación de medio mundo.

Atención que vienen curvas (y algún que otro spoiler).

Todo comienza con la nueva rutina de Clark Kent en el Daily Planet tras haber abandonado el lucrativo
camino centrado en sí mismo que seguía al llegar a Metrópolis. Alejado de la facilidad que le ofrecían todos esos empleos, una vida artificial y entre las sombras en la que no podía mostrarse a sí mismo, comienza a dedicarse a su empleo como periodista y guardián a nivel mundial. Ha tomado la decisión correcta, aquella que sus padres adoptivos le inculcaron, y comienza a hacer frente a su destino para encontrarse con las primeras trabas y barreras del hombre.


La cruda realidad, las guerras que trata de detener y la respuesta de los líderes políticos, se entremezclan con una trama de sospechas hacia su nuevo compañero por parte de Lois Lane, una historia amorosa con la vecina del 2B, Lisa Lasalle, una despampanante y extrovertida pelirroja (que recuerda a la marvelita Mary Jane), y la breve aunque emotiva interacción con Eddie Johannson, otro vecino que tiene un sospechoso parecido con Kurt Cobain.

Los momentos que comparte con Lisa es un punto a resaltar en este nuevo volumen. Las escenas entre ambos, la falta de experiencia de Clark y sus miedos, convierten estos momentos en algo digno de leer, un punto refrescante que sacará la sonrisa del lector (a destacar el flashback con Jonathan Kent y los problemas de Clark con el sexo), además de retratar un aspecto más puro y emocional conforme se suceden algunos acontecimientos en la historia (la historia de Fuzzball es un chantaje emocional al lector con todas las de la ley).

En esta ocasión el villano principal es el archiconocido Parásito, enemigo común de Superman en otras series del superhéroe, y que esta vez vuelve a ponerle contra las cuerdas. Straczynski le ha dado un nombre y una vida alejadas del anterior villano, convirtiéndolo en Raymond Maxwell, un asesino que termina sufriendo un terrible accidente en los laboratorios S.T.A.R. y muta en el chupóptero más terrible de todos los tiempos.

La idea original sobre el villano es interesante, un lavado de cara que mantiene ciertas raíces con el original y apunta hacia un futuro prometedor. Sin duda le pone las cosas difíciles a Superman, pero vuelven a pecar de superficialidad y simpleza en la ejecución de la trama. Le falta profundidad a pesar de las pinceladas que ofrecen con flashbacks o la escena con su hermana, llegar a conectar de algún modo con el villano, detestarlo y/o desear su inminente destrucción. No se siente como un personaje importante o de relevancia, es más como un masilla extraído de los Power Rangers pero con un punto de maldad y una gran adicción a los esteroides.

El diseño al menos consigue lo que se propone, es un monstruo horrible al que jamás querrías acercarte. Un ser de pesadilla que tratará de arrancarte la vida a través de… bueno, a través de lo que sea que tiene repartido por todo su cuerpo y que va a hacer las funciones de aspiradora vital.

Volviendo a los puntos fuertes en la historia, uno de ellos es el desarrollo de Clark/Superman y cómo comprende que para cumplir su cometido o llegar a conseguir lo que se propone, aquello que debe hacer, debe acortar la distancia entre el bien y el mal. En demasiadas ocasiones, los lectores de Superman habrán contemplado al kryptoniano contener sus emociones, convirtiéndose en algo poco más que artificial e irreal. Cuantas veces no hemos deseado que se deje llevar, que desate su furia o prescinda de esa férrea moralidad que le obliga a la inacción en algunas ocasiones. Por suerte, esta vez volveremos a disfrutar de esos impactantes momentos.


Por otro lado, volvemos a encontrarnos con una cada vez más influente, aunque por desgracia demasiado secundaria, trama militar. Superman está en el punto de mira, es temido y se deben tomar las medidas oportunas para controlarlo o eliminarlo de ser necesario. Aunque no es la primera vez que vemos este tipo de contramedidas superheróicas, sigue tratándose de una parte interesante. Aún más cuando llegamos a contemplar en la recta final del tomo la llegada de los Luthor a la ecuación.

Y es que, aunque la obra en sí, salvo por algunos detalles, está genial, vuelve a dejarnos con esa sensación de que nos falta algo, que nos ha sabido a poco. En el primer volumen ya ocurría lo mismo ante la invasión alienígena, mostrándonos una trama mucho más grande que no ha llegado con esta entrega. Ahora, con la temática militar y la incursión del matrimonio Luthor vuelven a dejarnos con los dientes largos, generando unas expectativas increíbles hacia el tercer volumen de Tierra Uno. Esperamos que esta vez consigan cumplirlas.

Para dar carpetazo a este segundo volumen de Superman Tierra Uno, publicado de nuevo por ECC Ediciones en una fantástica edición en cartoné de 128 páginas a todo color, nos encontramos con un apartado de extras en la sección final del tomo. Siguiendo la tónica del número anterior, nos brindan dos nuevos artículos del Daily Planet, uno publicado por Lois Lane sobre Parásito, hablando de su estela anterior como asesino en serie, y uno más emotivo sobre Eddie Johannson. Como punto final, nos dejan con una serie de bocetos de Parásito que bien podrían haberse elegido en lugar del que utilizaron.


A modo de conclusión, nos reiteramos en que aunque esta no sea la obra definitiva de Superman, sí podemos tomarla como una de las mejores en su estela. Straczynski y Davis han conseguido reventar el mito de que segundas partes nunca fueron buenas y ofrecen una nueva delicia para el lector de cómics de este género. Sin lugar a dudas, desde Akiba os la recomendamos, y como siempre podéis haceros con él en la librería especializada más cercana de mano de ECC Ediciones.