Con sayales y cenizas vestirá a la gente y con su venida
volverá a desmembrarse el mundo y romperá todas las
ataduras y vínculos. Como el alba desencadenada nos
cegará y quemará, y, sin embargo, será el Dragón
Renacido quien pelee con la Sombra en la última Batalla
y será su sangre la que nos traerá la Luz. Derramad
vuestras lágrimas, oh pueblos del mundo.
Llorad por vuestra salvación.
Del Ciclo Kareathon,
Las Profecías del Dragón
The Wheel of Time, o como se ha traducido en castellano, La Rueda del Tiempo, es la saga de fantasía épica escrita por Robert Jordan y finalizada por Brandon Sanderson tras el fallecimiento del autor original en el 2007. Concebida originalmente como seis volúmenes, la Rueda del Tiempo (o RdT) consta finalmente de 14 libros, el último de ellos, A memory of light, publicado el enero de este mismo año en inglés. En tierras españolas ha llegado de la mano de Timun Mas en 20 libros, incluyendo la traducción del final bajo el nombre de Un recuerdo de luz, que saldrá a la venta el 12 de septiembre. Además, la saga cuenta con una precuela, Nueva primavera.
El relevo lo toma Brandon Sanderson, uno de lo mejores escritores de fantasía del momento, autor de Elantris y la saga Nacidos en la Bruma. Un escritor que os recomiendo encarecidamente, la verdad. Finalmente, a Memory of light se dividió en tres volumenes, traducidos en castellano como La Tormenta(Gathering Storm), Torres de medianoche(Midnight towers) y Un recuerdo de luz(A memory of light).
Voy a hacer una mención especial a la edición de Timun Mas. La original tiene en la portada unas ilustraciones muy bonitas, pero la versión de tapa dura que nos ofrece la editorial en castellano es mucho más bonita: toda en negro y sencillos iconos que resumen el eje de la trama en vez de ilustraciones a color. Es tan sobria que me parece sublime.
En fin, pasemos a las novelas. ¡Ojo! Puede que se me cuele algún que otro spoiler, pero no muy grave, tranquilos.
Estos libros o se aman o se odian. Hablemos claro. La Rueda del Tiempo no es la saga de fantasía perfecta y es quizá por sus defectos y por su longitud por lo que no goza de tanta popularidad como Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin o Las Cronicas del Asesino de Patrick Rothfuss. Pero también es por sus aciertos por los que ha conseguido tener más de 90.000 lectores en todo el mundo, un nutrido grupo de fans a lo largo y ancho de la red, una versión en cómic y muchos rumores respecto a su adaptación a la pequeña o gran pantalla.
El universo de fantasía, ambientado en una especie de siglo XVII, creado por Robert Jordan es complejo y variado y ese es, sin duda, uno de sus grandes atractivos. De hecho, es algo complicado explicar con detalle la saga dada la profundidad de contexto. Un poco como nos pasa con Cancion de Hielo y Fuego, sólo que aquí no puedes pasar complemente de lo que le pasó a Aegon el Conquistador por que no tiene nada que ver con la trama principal. No, en la Rueda, todos los hechos anteriores a las novelas tienen que ver con la historia de sus protagonistas: los viejos fantasmas vuelven. A veces literalmente.
Por el principio. En la saga el tiempo se convierte en algo cíclico, donde todos los hechos están destinados a repetirse: "la leyenda se difumina, deviene mito, e incluso el mito se ha olvidado mucho antes de que la era que lo vio nacer retorne de nuevo." El tiempo se convierte, entonces, en una rueda eterna que gira sin parar, tejiendo un entramado al que dioses y hombres están atados. Incluso el Oscuro está atrapado a sus designios y está destinado a tratar de destruir la Rueda una y otra vez para gobernar en todas las eras a la vez. Y lo hasta que uno de los dos desaparezca, de la misma forma que surgirá el Dragón Renacido, cada vez bajo un nombre y un rostro distinto. Y en su profético nacimiento desfigurará y trastocará el mundo, pero también luchará por él.
Esta idea es uno de mis elementos preferidos de la novela. El tiempo como un elemento cíclico es genial, aunque no especialmente original, y la dualidad del Dragón Renacido, salvador y destructor a la vez, es de lo más interesante, tanto por el concepto en sí como por las reacciones que produce en los demás personajes. Unos lo adoran por ser el paladín de la humanidad, otros le odian por estar destinado a poner fin a la civilización tal y como la conocen y muchos le temen porque su llegada vaticina la Batalla Final entre el bien y el mal.
Otro concepto que me parece remarcable es que de dónde surge la magia en este universo, que está bastante plagado de magos, muy al estilo Dragon Lance, con colores que los identifican y todo. Bien, pues la rueda del tiempo gira gracias a la Fuente Verdadera, una fuente de poder que se divide en una mitad masculina (saidin) y una mitad femenina (saidar) y que permite realizar proezas a todos aquellos capaces de encauzarlo, cada sexo con su respectiva mitad. Para conseguir grandes hazañas, sin embargo, hace falta que hombres y mujeres colaboren, mezclando saidin y saidar.
Como podéis adivinar, nuestro protagonista será el Dragón Renacido, pero para comprender su mundo debemos remontarnos a mucho tiempo atrás.
Tres mil años antes de los sucesos de la Rueda del Tiempo, la Sombra trata de penetrar de nuevo en el mundo. Lews Therin Telamon, el hombre más poderoso del momento, se convierte en el Campeón de la Luz y consigue encerrarle bajo siete sellos, pero durante la lucha la mitad masculina del poder queda contaminada. A partir de entonces, todos los hombres que encaucen se vuelven irremediablemente locos. En un ataque de demencia, Lews Therin Telamon, conocido después como Verdugo de la Humanidad, asesina a sus hijos y su mujer y a medida que todos los hombres con el talento se trastornan siembran el terror y la destrucción en el mundo.
Ahora sí. En el momento en el que nos traslada la primera novela, El Ojo del Mundo, (traída a España en dos mitades: Desde Dos Ríos y La Llaga) los encauzadores masculinos son cazados y ejecutados y aquí y allá algún Falso Dragón inicia alguna que otra revuelta. Pero en su bucólico y pequeño pueblo Dos Ríos, Rand Al'Thor y sus amigos Perrin Aybara y Mathrim Cauthon viven tranquilos, pensando simplemente en las ovejas que pastorean o en las chicas de pelo trenzado. Sin embargo, la llegada de una misteriosa mujer de azul les lleva a una aventura que llegará hasta la Última Batalla.
Como podéis ver, nos encontramos ante el clásico viaje del héroe, en el que un protagonista más o menos contento con su vida sencilla es arrancado de ella para emprender una aventura épica.
El Ojo del Mundo recuerda muchísimo a La Comunidad del Anillo (algo que el propio Jordan admitió), especialmente durante una persecución inicial, en el que los tres protagonistas (¿No os recuerdan los nombres de Perrin y Mathrim a algo?) y sus nuevos compañeros corren ante la persecución de unos Myddraal a caballo. Oh, si. Ahora os preguntaréis, ¿pero que es eso? Pues una de las criaturas malvadas de la saga: hombres altos, vestidos con armaduras y capas negras y con espadas de filo oscuro y envenenado. Hum, me suenan. Pero no os preocupéis, porque los Myddraal tienen algunas diferencias: bajo la capucha tienen un terrorífico rostro pálido y sin ojos y además los hay a cientos en vez de ser sólo nueve. Estupendo.
También el Oscuro recuerda un poco a Sauron por representar la maldad sin matices, sólo un ente que quiere destruir el mundo sin más. En este aspecto la saga tiene un aire un poco... "viejuno". Un personaje como Sauron es aceptable para el Señor de los Anillos, pero El Ojo del Mundo se publicó por primera vez en 1990. Es lo bastante moderno para ofrecer otro tipo de némesis. Sin embargo, como a mí me encantan las historias de épica básica (en el que el mal es ancestral y sin explicaciones) no tengo objeciones, pero si pensáis leeros la saga es algo a tener en cuenta.
En general este libro no es precisamente un derroche de genialidad, se deja leer y es entretenido, pero sólo sirve para sentar las bases de lo que vendrá después. Tendremos que esperar al segundo volumen, La Gran Cacería( en España La Gran Cacería y La batalla de Falme) para que Rand Al'Thor acepte su destino y se declare Dragón Renacido. En este segundo libro ya se puede ver el cuidado con el que Jordan crea su universo, dotando cada facción y país de una idiosincrasia propia, muy distinta al del resto. También vamos viendo una muestra de la cantidad de facciones que se despliegan, cada uno con sus propios intereses, y que tendrán un papel crucial a lo largo de la trama.
A partir del momento en el que Rand acepta su condición de Dragón Renacido, se inicia una carrera a contrareloj para descubrir un modo de vencer al Oscuro, que poco a poco va tomando el mundo, y también una batalla personal para el protagonista, que corre contra la locura que le va invadiendo. Me encanta cómo se describe su descenso a la demencia, tan natural. Por otra parte, cuando te cansas de ver a los personajes ir arriba y abajo por los mismos países, ¡zas!, descubren una forma de ir de un lado a otro de ultrarápida ahorrándonos mas páginas de gente a caballo. Genial. También estoy enamorada del halo de leyenda que Robert ha sabido dar a toda la trama, con visiones, sueños y profecías sobre lo que acontecerá.
Aunque los libros tienen sus altibajos, la historia que cuenta es tan épica, tan grande que sólo puedes amarla. Eso si no has abandonado antes.
Pero, ¿por qué lo ibas a dejar? Si todo lo que he dicho son cosas buenas. Pues bien, la Rueda del Tiempo tiene una amplia gama de defectos, aunque los mayores de ellos son dos:
El primero, los personajes. A algunos es imposible no quererlos, pero otros, como Perrin, se me hacen tan aburridos. Son taaan sosainas. Pero si el tío tiene poderes y todo. Pero es como leer un capítulo de Brienne de Tarth, sólo con ver su nombre en la primera línea ya me dan ganas de saltarme el capitulo. Por otro lado, el gran problema aqui en mayúsculas son las mujeres. No hay una sola de la que no pienses, por lo menos dos veces por libro, que actúa como una zorra psicótica. En serio, todas. Y de algunas lo piensas todo el tiempo. Alguna chica debió tratar muy mal al pobre escritor.
El segundo problema gordo es la minuciosidad con la que escribe Jordan. A veces es genial cómo describe las batallas y te ayuda a visualizar todos los detalles. A veces es que es demasiado. En vez de decir que todo el mundo esta sorprendido tiene que describir cada puñetero gesto de cada puñetero presente. Cada costumbre de cada país está tan descrito que parece un documental de la 2. Y también se repite para que no se te pase nada, la verdad es que te dan ganas de cortarle la trenza a Nynaeve por todas las veces que lees cómo se la estira. Por suerte la llegada de Sanderson arregla este aspecto con un estilo mucho más sencillo y dinámico.
En resumen, muy recomendable, pero sólo para lectores curtidos en la literatura fantástica y que amen al Señor de los Anillos, Dragon Lance y Reinos Olvidados. Si buscas algo muy moderno o tu libro de cabecera es Firelight, sigue buscando.