Frank Miller es un nombre conocido para todos aquellos no profanos al mundo del cómic. Su obra es extensa y alberga algunos grandes clásicos de esos que redefinen la historia del cómic, como El Regreso del Caballero Oscuro, y otros que forman parte de toda biblioteca comiquera que se precie, como 300 o Sin City.
Una de estas obras fundamentales es Ronin, una miniserie de seis números publicada por DC Comics allá entre 1983/1984 y que fue activamente participe en la catapulta que situó a Miller en la cresta de la ola. Un título del que muchos otros éxitos vieron su fuente de inspiración, como Las Tortugas Ninja o Kill Bill.
Un samurai sin amo y un demonio ancestral.
Ronin empieza su historia durante el Japón Feudal, tomando como protagonista a un joven samurai que sirve fielmente a su daimyo. Dicho daimyo posee una espada que se alimenta de la sangre de sus enemigos, y cuya magia es la única de mantener a raya al demonio Agat.
Puestos al día, la historia da un salto en el tiempo hacia una Manhattan decadente y casi post apocalíptoca, en cuyo centro la corporación Aquarius ha creado un complejo fortificado utilizando una nueva biotecnología con vida propia.
Al hablar sobre ello con Virgo, esta menciona la noticia sobre una extraña espada japonesa que está siendo sometida a pruebas en un laboratorio... y entonces todo se catapulta. Al romper la katana, Agat y el ronin son liberados, y el último encuentra en Billy un nuevo huesped para su espíritu.
Con esto Frank Miller nos propone un cómic con una narrativa en forma de haiku con estética cyberpunk repleto de acción en el cual podremos apreciar algunos focos de inspiración para el posterior "El Regreso del Caballero Oscuro" en la caótica urbe y sus villanos sadomasoquistas de tachuela y cuero, y unas bases para toda una generación de cómic americano repleto de samurais y ninjas.
Una de estas obras fundamentales es Ronin, una miniserie de seis números publicada por DC Comics allá entre 1983/1984 y que fue activamente participe en la catapulta que situó a Miller en la cresta de la ola. Un título del que muchos otros éxitos vieron su fuente de inspiración, como Las Tortugas Ninja o Kill Bill.
Ahora este indispensable nos llega recopilado una vez más, en este caso en una rústica de ECC Ediciones de 312 páginas coloreadas por Linn Varley, quién también haría tandem con Miller en El Regreso del Caballero Oscuro.
Hablar de Ronin es hablar de un título que define buena parte de la carrera de Frank Miller en muchos aspectos. Para empezar, su nombre ya lo relaciona con la cultura japonesa, a la cual Frank Miller ha declarado su amor durante toda una vida de novelas gráficas en las que samurais, katanas y ninjas han aparecido sin parar.
Hablar de Ronin es hablar de un título que define buena parte de la carrera de Frank Miller en muchos aspectos. Para empezar, su nombre ya lo relaciona con la cultura japonesa, a la cual Frank Miller ha declarado su amor durante toda una vida de novelas gráficas en las que samurais, katanas y ninjas han aparecido sin parar.
Pero Ronin es más que esto. Se trata de la primera muestra de cómic occidental influenciada directamente por el manga japonés, particularmente por la serie Kozure Ōkami (El Lobo Solitario y su Cachorro) de Kazuo Koike y Goseki Kojima, colección de la cual el propio Miller dibujo las portadas para su edición occidental.
Tal es el compromiso de Frank Miller con los canones nipones, que va mucho más allá de un título, katanas y samurais. Todo Ronin se desarrolla con un estilo narrativo y disposición de viñetas ajena al estilo occidental del cómic de la época (recordemos que hablamos de los años ochenta), acompañando un dibujo repleto de lineas cinéticas mucho más habitual del estilo japonés.
Toda una revolución para el mercado comiquero de USA que marcaría a la siguiente generación.
Un samurai sin amo y un demonio ancestral.
Ronin empieza su historia durante el Japón Feudal, tomando como protagonista a un joven samurai que sirve fielmente a su daimyo. Dicho daimyo posee una espada que se alimenta de la sangre de sus enemigos, y cuya magia es la única de mantener a raya al demonio Agat.
Por desgracia, a causa de un descuido su maestro muere en las garras de dicho demonio. El samurai, al haber fallado a su maestro, se dispone a cometer sepukku frente a la tumba del mismo. Pero antes de que el suicidio se lleve a cabo, el difunto le contacta y le encomienda la misión de derrotar a Agat y vengar su muerte.
El samurai se convierte en Ronin y tras perfeccionar su artes y conseguir la espada, se enfrente a Agat. La lucha es dura, pero cuando ambos son heridos de muerte, el demonio lanza una maldición y amos quedan atrapados dentro de la espada.
Puestos al día, la historia da un salto en el tiempo hacia una Manhattan decadente y casi post apocalíptoca, en cuyo centro la corporación Aquarius ha creado un complejo fortificado utilizando una nueva biotecnología con vida propia.
Este complejo es controlado por la inteligencia artificial sintiente Virgo, a cuyo lado se encuentra Billy Challas, un hombre nacido sin extremidades con extensas habilidades telequinéticas y telepáticas que lleva un tiempo teniendo sueños sobre el ronin del prólogo.
Al hablar sobre ello con Virgo, esta menciona la noticia sobre una extraña espada japonesa que está siendo sometida a pruebas en un laboratorio... y entonces todo se catapulta. Al romper la katana, Agat y el ronin son liberados, y el último encuentra en Billy un nuevo huesped para su espíritu.
Al ser poseído, Billy se transforma en el ronin, creando extremidades en base a la tecnología viviente que le rodea, y Virgo hace explotar el nucleo donde se encuentran para salvarle de la llegada de Agat.
Gracias a la explosión, el ronin cae a la destruida Nueva York entre toda su terrible población, mientras Agat decide tomar la piel del fundador y jefe de Aquarius, Taggart, para poder dar con su némesis haciendo uso de todos los medios que le proporciona la poderosa organización.
Mientras tanto y a sus órdenes, la jefa de seguridad Casey McKenna partirá a la caza del antiguo samurai, el cual se abre paso entre la caótica ciudad apocaliptica haciendo uso de su bushido en una espiral de violencia imparable que lo lleva inexorablemente al demonio Agat.
Gracias a la explosión, el ronin cae a la destruida Nueva York entre toda su terrible población, mientras Agat decide tomar la piel del fundador y jefe de Aquarius, Taggart, para poder dar con su némesis haciendo uso de todos los medios que le proporciona la poderosa organización.
Mientras tanto y a sus órdenes, la jefa de seguridad Casey McKenna partirá a la caza del antiguo samurai, el cual se abre paso entre la caótica ciudad apocaliptica haciendo uso de su bushido en una espiral de violencia imparable que lo lleva inexorablemente al demonio Agat.
Con esto Frank Miller nos propone un cómic con una narrativa en forma de haiku con estética cyberpunk repleto de acción en el cual podremos apreciar algunos focos de inspiración para el posterior "El Regreso del Caballero Oscuro" en la caótica urbe y sus villanos sadomasoquistas de tachuela y cuero, y unas bases para toda una generación de cómic americano repleto de samurais y ninjas.
Por el lado artístico, Frank Miller hace gala como siempre de su peculiar estilo de dibujo que desde luego no es del gusto de todos: trazos irregulares y poco cuidados, de escaso detalle y dinámica más bien pobre, que sin embargo de alguna manera siempre logra generar un impacto visual muy peculiar al acompañar a sus guiones.
En definitiva, nos encontramos ante una novela gráfica que todo el mundo debería haber leído alguna vez.
Original hasta un punto desmedido y repleto de una estética que a muchos puede recordarnos en ocasiones al AKIRA de Katsuhiro Otomo (1982) y otros manga de los años ochenta como Bubblegum Crisis o Dominion Tank Police, donde la estética cyberpunk se extendía a lo largo de metrópolis masificadas sin medida y en las que la sociedad había caído en un poco de degeneración.
Todo un clásico, que sirve de inspiración para cómics, series y películas para toda una generación de lectores.
En definitiva, nos encontramos ante una novela gráfica que todo el mundo debería haber leído alguna vez.
Original hasta un punto desmedido y repleto de una estética que a muchos puede recordarnos en ocasiones al AKIRA de Katsuhiro Otomo (1982) y otros manga de los años ochenta como Bubblegum Crisis o Dominion Tank Police, donde la estética cyberpunk se extendía a lo largo de metrópolis masificadas sin medida y en las que la sociedad había caído en un poco de degeneración.
Todo un clásico, que sirve de inspiración para cómics, series y películas para toda una generación de lectores.