Recientemente os presentábamos nuestra reseña sobre el primer volumen manga de Bailando con Vampiros / Dance in the Vampire Bund (ダンス イン ザ ヴァンパイアバンド) un manga seinen de ambientación sobrenatural obra de Nozomu Tamaki que Yowu Entertainment nos ha traído a España.
Hoy os presentamos su serie anime, la cual llegó a territorio nacional también de manos de la labor de Yowu Entertainment, que nos ofrecía la adpatación completa de 12 capítulos realizada por el estudio SHAFT (Bakemonogatari) en tan solo dos DVDs incluidos en una sola caja ¡Toda la serie completa!
Una oportunidad como pocas la que nos ofrecen al poder adquirir toda la serie de una tacada, y que desde luego nosotros no dejamos escapar.
Una oportunidad como pocas la que nos ofrecen al poder adquirir toda la serie de una tacada, y que desde luego nosotros no dejamos escapar.
Y es que para todos los que ya hayáis visto una adaptación anime del estudio SHAFT, sois conscientes de que derrochan buen hacer en cuanto a animación y diseño de personajes se refiere, siempre caracterizadas por sus planos tan originales y su peculiar enfoque.
A esto hay que sumarle el trabajazo que le ha metido Yowu Entertainment al doblar los 12 capítulos (unas 4 horas de metraje) a castellano para que todos los usuarios puedan disfrutarlo.
Pero centrémonos un poco en esta historia de vampiros...
La serie empieza de una manera bastante original (y diferente al manga), enfocando su primer capítulo en una suerte de reality show japonés en el que se debate sobre la existencia de los vampiros a raíz de unos ataques acaecidos en un distrito de Tokyo.
En el programa, las celebridades (entre las que encontramos al propio mangaka creador de la saga, Nozomu Tamaki van rebatiendo la existencia de los mismos, hasta que los propios vampiros se plantan en el programa. Finalmente, en mitad del caos, se revela una pequeña niña rubia del público como Mina Tepes, reina de todos los vampiros de la tierra, la cual decide que ha llegado el momento de abandonar las sombras.
Y es a partir de esta revelación y del segundo capítulo, cuando la historia se solapa con la del manga, aunque con ciertas diferencias que permiten algo de libertad creativa a SHAFT.
Ahora, con los vampiros revelados a la sociedad (que aun no se cree semejante suceso), los seres de la noche se instauran en la isla artificial Zero de Tokyo, comprada a base de deuda al gobierno de Japón.
Sin embargo, el interés de Mina no se haya solo en el de gobernar a su pueblo, y eso nos lleva al protagonista de esta historia: Akira Kaburagi Regendorf, un joven hombre lobo que juró lealtad a Mina cuando ambos eran niños pero que, a causa de un suceso hace un año, perdió toda su memoria y ahora desarrolla una vida de estudiante absolutamente normal.
Mina entra en modo stalker siguiendo a todos lados a Akira, hasta que finalmente una aberración ataca a la princesa vampirica... un ataque contra Mina y Akira que terminará por despertar a este último, cuya sangre Garou surgirá para proteger a la soberana a la que le hizo un juramento una vez...
Ahora, convertido en su guardaespaldas y niñera personal, Akira se ve trasladado al lado de Mina para protegerla de todo mal, teniendo que convivir con el resto de seres del Bund, los cuales no parecen dispuestos a aceptar sin más la soberanía de Mina Tepes.
Con esto empieza esta adaptación que, si bien como decíamos, va separándose del manga en un momento u otro y modifica su historia y sucesos sin ningún tipo de tapujos, termina respetando el espíritu de la obra original a lo largo de sus doce episodios.
Los diseños dan un gran salto respecto a los del manga original, no solo todos los personajes ganan muchísimo con los diseños de SHAFT, si no que la princesa Mina Tepes se convierte automáticamente en una belleza menor de edad, y Akira pasa de tener una cara totalmente normal a ser de lo más atractivo.
Un diez en diseños que acentúan aun más el toque de romance sobrenatural de esta historia... algo que en ocasiones se vuelve perturbador dado el toque loli.
Aunque se conocen desde niños, la condición vampirica de Mina la ha mantenido con el cuerpo de una niña. Encaprichada y enamorada de Akira, Mina larrasará con todo para seguir a su lado, saltándose el status quo y lo que haga falta.
A esto hay que sumarle el trabajazo que le ha metido Yowu Entertainment al doblar los 12 capítulos (unas 4 horas de metraje) a castellano para que todos los usuarios puedan disfrutarlo.
Pero centrémonos un poco en esta historia de vampiros...
La serie empieza de una manera bastante original (y diferente al manga), enfocando su primer capítulo en una suerte de reality show japonés en el que se debate sobre la existencia de los vampiros a raíz de unos ataques acaecidos en un distrito de Tokyo.
En el programa, las celebridades (entre las que encontramos al propio mangaka creador de la saga, Nozomu Tamaki van rebatiendo la existencia de los mismos, hasta que los propios vampiros se plantan en el programa. Finalmente, en mitad del caos, se revela una pequeña niña rubia del público como Mina Tepes, reina de todos los vampiros de la tierra, la cual decide que ha llegado el momento de abandonar las sombras.
Y es a partir de esta revelación y del segundo capítulo, cuando la historia se solapa con la del manga, aunque con ciertas diferencias que permiten algo de libertad creativa a SHAFT.
Ahora, con los vampiros revelados a la sociedad (que aun no se cree semejante suceso), los seres de la noche se instauran en la isla artificial Zero de Tokyo, comprada a base de deuda al gobierno de Japón.
Sin embargo, el interés de Mina no se haya solo en el de gobernar a su pueblo, y eso nos lleva al protagonista de esta historia: Akira Kaburagi Regendorf, un joven hombre lobo que juró lealtad a Mina cuando ambos eran niños pero que, a causa de un suceso hace un año, perdió toda su memoria y ahora desarrolla una vida de estudiante absolutamente normal.
Mina entra en modo stalker siguiendo a todos lados a Akira, hasta que finalmente una aberración ataca a la princesa vampirica... un ataque contra Mina y Akira que terminará por despertar a este último, cuya sangre Garou surgirá para proteger a la soberana a la que le hizo un juramento una vez...
Ahora, convertido en su guardaespaldas y niñera personal, Akira se ve trasladado al lado de Mina para protegerla de todo mal, teniendo que convivir con el resto de seres del Bund, los cuales no parecen dispuestos a aceptar sin más la soberanía de Mina Tepes.
Con esto empieza esta adaptación que, si bien como decíamos, va separándose del manga en un momento u otro y modifica su historia y sucesos sin ningún tipo de tapujos, termina respetando el espíritu de la obra original a lo largo de sus doce episodios.
Los diseños dan un gran salto respecto a los del manga original, no solo todos los personajes ganan muchísimo con los diseños de SHAFT, si no que la princesa Mina Tepes se convierte automáticamente en una belleza menor de edad, y Akira pasa de tener una cara totalmente normal a ser de lo más atractivo.
Un diez en diseños que acentúan aun más el toque de romance sobrenatural de esta historia... algo que en ocasiones se vuelve perturbador dado el toque loli.
Aunque se conocen desde niños, la condición vampirica de Mina la ha mantenido con el cuerpo de una niña. Encaprichada y enamorada de Akira, Mina larrasará con todo para seguir a su lado, saltándose el status quo y lo que haga falta.
Claro que esto nos lleva a que la pequeña Mina se muestra mayormente desnuda y demasiado sexual con Akira... perturbadoras insinuaciones que en ningún momento llegan a ningún lado serio, y menos mal.
En definitiva, la actitud de Mina y su historia con Akira dotarán de mucha especie el mundo sobrenatural que les rodea, alternando la acción, el humor y el romanticismo en las dosis exactas para crear una serie de narrativa fluida y que capta nuestro interés en bastante poco tiempo, a la vez que se aleja de los clásicos animes de vampiros como Hellsing.
¡Y además es SHAFT! ¿Qué más queremos?
Vampiros, sangre, violencia, promesas de infancia... Y todo esto con una animación cojonuda.
No se puede pedir más.
¡Y además es SHAFT! ¿Qué más queremos?
Vampiros, sangre, violencia, promesas de infancia... Y todo esto con una animación cojonuda.
No se puede pedir más.