En el 2006 Zack Snyder nos traía 300, un film que adaptaba la maravillosa novela gráfica del mismo nombre de Frank Miller y que nos dejaba estupefactos ante un nivel de epicidad y unos efectos especiales que parecían saltar directos de la viñeta a nuestras retinas.
Ocho años después nos llega su secuela bajo el nombre 300: El Origen de un Imperio.
Zack Snyder pasaba a la producción y la dirección caía a manos de Noam Murro. Los trailers despertaron la suspicacia de los fans, ya que aunque Frank Miller se encontraba entre los créditos, esta película fuera del cómic original hacía que no albergáramos demasiada esperanza.
Por suerte, esta mañana Akihabara Station 秋葉原駅 ha podido disfrutar gracias a Warner Bros del film, el cual nos ha sorprendido con todo lo contrario, arrojando luz sobre el tema con una secuela qué, sin necesidad de copiar lo ocurrido en la primera, nos narra una historia épica digna de ser contada.
La Grecia del Mito.
300: El Origen de un Imperio no se limita a cambiar las capas rojas espartanas por otras de color azul como parecían augurar los primeros vídeos que pudimos ver y, pese a lo que muchos pensaban, ni es una precuela, ni tampoco una secuela.
La película comienza con un pequeño prologo en el que vemos como los Persas son expulsados de tierras griegas por primera vez durante la batalla de Maratón diez años atrás, lo que nos sirve para presentar a nuestro nuevo protagonista: el legendario Themistocles (Sullivan Stapleton), poderoso guerrero y astuto estratega.
Estos sucesos dan origen al Dios-Rey Jerjes y sirven para presentar a la que será realmente el enemigo de Themistocles; la bella Artemisia (Eva Green).
Tras esta introducción, el film se centra en contarnos una historia paralela a la que ya vimos en la primera película. Mientras Leónidas y sus 300 espartanos defienden el paso de las Termopilas del propio Jerjes (Rodrigo Santoro) - dando así tiempo y un valioso ejemplo a sus compatriotas - un segundo ejército griego formado por ciudadanos de diferentes ciudades-estado se reúne frente a las costas griegas para luchar contra un enemigo que los supera ampliamente en número, tanto en hombres como en navíos.
Pese a eso, los griegos se muestran más que dispuestos a luchar hasta la muerte por defender sus hogares de la armada Persa, comandada por la tan hermosa como letal Artemisia (Eva Green), una mujer movida por una sed de venganza sin límites y, sin duda, una estratega mucho más capaz que su propio rey. Sin embargo, no nos encontramos con soldados experimentados esta vez, lejos quedan los “AHU, AHU, AHU” de los Espartanos. Pues las fuerzas con las que cuenta Themistocles para defender su tierra natal están formadas no por guerreros sino por poetas, escultores y granjeros. Solo el valor de estos hombres y la propia habilidad estratégica de Themistocles se alzan como muro ante la horda invasora.
Así pues, aunque ambas películas tienen una temática similar, unos pocos valientes superados en número luchando contra la tiranía para defender su libertad, podemos ver que ambas tienen un enfoque diferente de esta guerra: mientras que el primer filme se centraba en el conflicto en tierra esta segunda película nos traslada al mar Egeo para mostrarnos los combates navales que tuvieron lugar frente a las costas de Eubea.
Por otro lado, para dar un poco de picante a la mezcla tendremos una intensa, y quizás algo destructiva y poco sana, relación de amor-odio entre nuestro protagonista Themistocles y la principal antagonista de la película: la propia Artemisia.
Como debe ser, 300 El Origen de un Imperio es un filme visualmente espectacular, en este aspecto es una digna sucesora de la primera película. No solo las escenas de acción son espectaculares con multitud escenas en Slow Motion que transmiten esa sensación de “ Viñetas en la pantalla” que harán las delicias de los fans, aunque es viéndola en 3D cuando más disfrutaremos de dichas escenas, puesto que al contrario que pasa con otras películas esta se ha rodado teniendo el efecto de las 3 Dimensiones en mente, con lo que podremos disfrutar el ver la sangre salpicar en dirección a nosotros con cada tajo o las astillas volar hacia nuestros ojos cuando los barcos choquen en alta mar.
Un detalle curioso es que mientras la mayoría de la película tiene una iluminación azulada teñida de colores fríos, cuando las escenas se centran tanto en Esparta como sus habitantes vemos como la iluminación vuelve a teñirse de tonos pardos y cálidos como en 300.
En conclusión, 300 El Origen de un Imperio es una película entretenida, visualmente impactante y que, si te gusto la primera película o eres un aficionado al cine de acción, no puedes perderte.
Una secuela más que digna para una de las películas más épicas de todos los tiempos.